Mohammad Reza Pahlavi fue el último Sha de Irán, gobernando desde 1941 hasta 1979. Nació el 27 de octubre de 1919 en Teherán, hijo del Sha Reza Pahlavi y de la reina Taj al-Saltaneh. Desde muy joven, Mohammad Reza estuvo destinado a seguir los pasos de su padre en la monarquía iraní. Su vida estuvo marcada por los cambios políticos y sociales que experimentó Irán durante su reinado, así como por la influencia de potencias extranjeras en la región. A continuación, exploraremos su vida, su ascenso al poder, sus políticas y la eventual caída de su régimen.
Infancia y educación
La infancia de Mohammad Reza fue bastante diferente a la de muchos niños de su época. Creció en un ambiente privilegiado, rodeado de lujos y la educación que su posición social le brindaba. Desde muy joven, mostró un interés por la militarización y la política, influenciado por la figura de su padre, quien había establecido un gobierno autoritario y centralizado. A los 16 años, fue enviado a Suiza para continuar su educación, donde estudió en un internado. Esta experiencia en Europa le abrió los ojos a nuevas ideas y conceptos políticos que más tarde influirían en su forma de gobernar.
En Suiza, Mohammad Reza aprendió varios idiomas, incluido el francés y el alemán. Su educación no solo se centró en la política, sino también en las ciencias sociales y la cultura occidental. Durante su tiempo en Europa, comenzó a entender las diferencias entre la monarquía absoluta que conocía y las democracias que observaba en el viejo continente. Esta dualidad de experiencias lo marcaría a lo largo de su vida y su reinado, ya que se enfrentaría a la presión tanto de modernizar Irán como de mantener su poder absoluto.

Ascenso al poder
El ascenso de Mohammad Reza al trono ocurrió en un momento de gran inestabilidad para Irán. En 1941, durante la Segunda Guerra Mundial, su padre, Reza Pahlavi, fue depuesto por los Aliados, quienes temían que el Sha pudiera aliarse con las Potencias del Eje. Mohammad Reza fue nombrado Sha en un contexto de ocupación extranjera, lo que limitó su autoridad desde el principio. Su primer desafío fue consolidar su poder y ganarse la lealtad de los militares y la élite política, que habían sido leales a su padre.
A lo largo de los años, el nuevo Sha intentó fortalecer su gobierno y modernizar el país. A medida que se establecía en el trono, comenzó a implementar una serie de reformas que buscaban transformar la economía y la sociedad iraní. En 1953, tras un breve exilio, Mohammad Reza recuperó el control total de Irán con el apoyo de la CIA estadounidense y el MI6 británico, quienes ayudaron a derrocar al primer ministro Mohammad Mosaddeq, un líder popular que había nacionalizado la industria petrolera iraní.
Reformas y modernización
Una vez consolidado en el poder, el Sha lanzó una serie de reformas conocidas como la Revolución Blanca en 1963. Estas reformas incluían la nacionalización de la tierra, la promoción de la educación y la modernización de la industria. La Revolución Blanca también buscaba empoderar a las mujeres, dándoles derechos de voto y acceso a la educación. A pesar de estas medidas progresistas, las reformas fueron recibidas con una mezcla de entusiasmo y resistencia.

La modernización de Irán durante el mandato de Mohammad Reza Pahlavi fue un proceso complejo. Mientras que algunos sectores de la sociedad se beneficiaron de los cambios, otros se sintieron amenazados. Los agricultores, por ejemplo, se opusieron a la reforma agraria, que despojaba a muchos de sus tierras tradicionales. Además, la rápida industrialización y urbanización generaron tensiones sociales, y muchos comenzaron a criticar la creciente corrupción y el autoritarismo del régimen.
Relaciones exteriores
Las relaciones exteriores de Irán bajo el Sha fueron en gran medida dominadas por su alianza con Estados Unidos y otras potencias occidentales. Esta alianza se consolidó en la década de 1950, cuando el Sha buscó apoyo militar y económico para mantener su régimen. Irán se convirtió en un importante aliado en la región durante la Guerra Fría, y el Sha recibió ayuda financiera y militar de Estados Unidos a cambio de proporcionar estabilidad en el Medio Oriente.
Sin embargo, esta dependencia de potencias extranjeras también generó descontento entre la población. Muchos iraníes vieron al Sha como un títere de Occidente, lo que alimentó el sentimiento nacionalista y antiimperialista. La creciente influencia de Estados Unidos en los asuntos internos de Irán se convirtió en un punto de fricción, especialmente entre aquellos que deseaban un Irán más independiente y soberano.

Oposición y descontento social
A medida que avanzaban los años 70, la oposición al régimen del Sha comenzó a cobrar fuerza. Grupos de izquierda, nacionalistas y religiosos se unieron en su rechazo a las políticas autoritarias y la corrupción del gobierno. La figura del Ayatolá Jomeini emergió como líder del movimiento de oposición, abogando por un cambio radical en la estructura política de Irán. Jomeini criticaba abiertamente la influencia occidental y la falta de derechos humanos en el país.
El descontento social se intensificó, y las manifestaciones se volvieron cada vez más comunes. A pesar de los esfuerzos del Sha por reprimir la disidencia a través de la policía secreta, conocida como SAVAK, la oposición continuó creciendo. En 1978, una serie de protestas masivas estallaron en todo Irán, lo que llevó al régimen a una crisis de legitimidad. La falta de respuestas efectivas por parte del gobierno exacerbó la situación y alimentó el fervor revolucionario entre la población.
La Revolución Islámica de 1979
La Revolución Islámica de 1979 fue el clímax de años de descontento y oposición al régimen del Sha. En enero de 1979, tras meses de protestas y disturbios, Mohammad Reza Pahlavi abandonó Irán en busca de tratamiento médico. Su partida marcó el colapso de su régimen, y la revolución se consolidó con el regreso triunfal del Ayatolá Jomeini desde el exilio en Francia. La revolución fue un fenómeno masivo que involucró a millones de iraníes que exigían un cambio radical en el sistema político y social del país.
La caída del Sha fue rápida y sorpresiva. A medida que las protestas se intensificaban, el ejército iraní decidió no reprimir a los manifestantes, lo que dejó al régimen del Sha sin apoyo militar. El 11 de febrero de 1979, el régimen fue oficialmente derrocado, y Jomeini se convirtió en el líder de la nueva República Islámica de Irán. Esta revolución no solo cambió la estructura de poder en Irán, sino que también tuvo repercusiones en toda la región y en el mundo.
Exilio y muerte
Tras la revolución, Mohammad Reza Pahlavi se encontró en un estado de incertidumbre. Inicialmente se trasladó a Egipto, donde fue recibido con honores. Sin embargo, su salud se deterioró rápidamente. A lo largo de su exilio, el Sha vivió en varios países, incluyendo Marruecos y los Estados Unidos, donde buscó tratamiento médico para su cáncer. A pesar de su situación, continuó defendiendo su legado y criticando a la nueva República Islámica.
El 27 de julio de 1980, el ex Sha fue diagnosticado con linfoma y, a pesar de recibir tratamiento, su salud siguió deteriorándose. El 27 de diciembre de 1979, fue diagnosticado con cáncer y, tras varios meses de lucha, falleció el 27 de julio de 1980 en El Cairo, Egipto. Su muerte marcó el final de una era en Irán y dejó un legado complicado que sigue siendo objeto de debate en la sociedad iraní y en la historia contemporánea.
Legado
El legado de Mohammad Reza Pahlavi es objeto de intensa controversia. Para algunos, su reinado es recordado como un período de modernización y progreso en Irán, donde se implementaron reformas significativas en educación, salud y derechos de las mujeres. Sin embargo, otros lo ven como un líder autoritario que permitió la corrupción y la represión de la disidencia. La Revolución Islámica que lo derrocó trajo consigo un cambio radical en la sociedad iraní, estableciendo un régimen teocrático que todavía persiste hoy en día.
La figura del Sha también ha sido utilizada en diversas narrativas políticas. Algunos lo ven como un símbolo del imperialismo occidental en la región, mientras que otros lo consideran un líder que intentó modernizar un país atrapado entre tradiciones antiguas y la modernidad. La forma en que se recuerda su legado varía según las perspectivas políticas y sociales, y su historia continúa influyendo en el discurso contemporáneo sobre Irán y su lugar en el mundo.
Impacto en la política contemporánea
El impacto de la figura de Mohammad Reza Pahlavi se siente aún en la política contemporánea de Irán. La Revolución Islámica que derrocó su régimen estableció un sistema de gobierno que ha perdurado durante más de cuatro décadas. La lucha entre modernización y tradición, así como la oposición a la influencia extranjera, siguen siendo temas centrales en la política iraní actual. Además, el legado del Sha también ha influido en la forma en que Irán se relaciona con el mundo, especialmente con Occidente.
La polarización en torno a su figura ha llevado a una serie de debates sobre el futuro de Irán. Algunos sectores de la población aún añoran la estabilidad y el desarrollo económico que se asociaron con su reinado, mientras que otros defienden la necesidad de un cambio hacia un sistema más democrático y menos autoritario. Las lecciones de su gobierno y su caída son fundamentales para entender la evolución política de Irán y su búsqueda de identidad en el contexto global.
Reflexiones finales
La vida y el reinado de Mohammad Reza Pahlavi son un reflejo de los desafíos que enfrenta Irán en su camino hacia el futuro. Su historia está marcada por la lucha entre la modernidad y la tradición, la influencia extranjera y el nacionalismo, así como por la búsqueda de un equilibrio entre el poder político y los derechos humanos. A medida que Irán continúa navegando por estos complejos temas, el legado del último Sha sigue siendo un punto de referencia importante en la historia del país y su desarrollo como nación.
El estudio de su vida y su impacto en la historia contemporánea nos permite comprender mejor no solo la realidad de Irán, sino también las dinámicas más amplias que han dado forma a la política en el Medio Oriente. La figura de Mohammad Reza Pahlavi, con todas sus contradicciones y complejidades, seguirá siendo objeto de estudio y debate en los años venideros.